Le Bal du Palais
El primer baile de las niñas eran bailes muy especiales. Era su presentación en sociedad y era el paso de ser niñas a jovencitas. Una de las cosas más importantes era elegir un bello vestido para la ocasión. Un vestido con innumerables virtudes como la elegancia, la distinción, la calidad de sus tejidos y la luminosidad de su color. El vestido perfecto que enlazará los sueños de infancia con el paso a la edad de las flores, a la juventud.
Con muchos meses de antelación las madres acudirían a los más prestigiosos talleres de costura en los que se diseñaría el modelo y se elegirían los tejidos más exclusivos que para esta ocasión siempre eran blancos. Un diseño que hablaría de inocencia, de ilusión, de ternura…
Antes de comenzar, esperaban sentadas y tapando su rostro con preciosos abanicos, admirando la luz de las majestuosas lámparas e impacientes por desempeñar lo aprendido en sus clases de vals o minué. Era el momento de sentir la emoción del primer baile.